Admitámoslo, vivimos en un mundo estresante y sobreestimulado, y es fácil agobiarse hasta el punto de perder el control de las emociones y sufrir un colapso. ¿Por qué ocurre esto? ¿Podemos evitarlos? ¿Qué hacemos si tenemos uno?
Una crisis es una reacción al sentirse abrumado y no es algo que puedas controlar. A menudo, una crisis puede parecer que “surge de la nada” y, para una persona ajena, puede parecer que has reaccionado de forma totalmente exagerada ante algo. Pero, en realidad, muchos arrebatos emocionales son el resultado de sentimientos presentes desde hace tiempo que usted ha luchado por mantener bajo control.
Es importante recordar que cada persona tiene diferentes desencadenantes y que muchos de nosotros mantenemos nuestras emociones enterradas, hasta que ya no podemos. Las crisis suelen producirse cuando los sentimientos intensos ya no pueden controlarse y afloran en forma de gritos, llantos, ataques, huidas o aislamiento.
La buena noticia es que, según los expertos, las crisis ocasionales son completamente normales (aunque asusten y/o incomoden), sobre todo si tu vida es impredecible o está llena de cosas que sientes que no puedes controlar, y suelen ser una señal de que algunas de tus necesidades personales y emocionales no están siendo satisfechas.
Aunque no puedes evitar que se produzcan situaciones difíciles, sí puedes cambiar tu forma de responder a ellas. La próxima vez que sientas los síntomas del estrés agudo -la cara caliente, las manos frías y con hormigueo, la respiración entrecortada- presta atención a cómo te sientes y, a menos que te llamen para salvar la vida de alguien, toma medidas para calmarte antes de intentar responder a lo que está ocurriendo.
El cerebro tiene dos partes: Una es la gran zona gris que alberga tus preceptores sensoriales y es responsable del pensamiento lógico y el aprendizaje, y la otra es un centro de procesamiento en lo más profundo de tu cerebro que alberga tus emociones e impulsos. Estas dos partes no pueden funcionar al mismo tiempo. Por esta razón, es muy importante hacer una pausa cuando se experimentan emociones abrumadoras para dar al cerebro la oportunidad de salir del área emocional y entrar en la sección que controla el pensamiento lógico antes de responder.
Al activar uno de tus sentidos, activarás la parte de tu cerebro responsable del pensamiento lógico, lo que te permitirá desprenderte de las emociones difíciles que estás experimentando.
Puedes hacerlo tomando conciencia de tu cuerpo; mueve los dedos de los pies, tócate las yemas de los dedos o frótate los muslos con las palmas de las manos. Los expertos en salud mental suelen utilizar un ejercicio que activa cada sentido: 5 cosas que se pueden ver, 4 que se pueden oír, 3 que se pueden oler, 2 que se pueden tocar y 1 que se puede saborear.
Hay muchas técnicas de respiración que puedes probar, pero con sólo concentrarte en tu respiración, romperás de forma natural el ciclo de sentimientos emocionales intensos, dándote la oportunidad de responder de otra manera. Aquí tienes un sencillo ejercicio de respiración que puedes probar:
Puede parecer contraintuitivo reírse cuando se está sufriendo un colapso emocional, pero la risa tiene grandes efectos a corto plazo. Reír provoca cambios físicos en el cuerpo, como relajación muscular, disminución de la frecuencia cardiaca y de la tensión arterial, y liberación de endorfinas en el cerebro. A veces, en el momento, es difícil superar el enfado, el orgullo o la tristeza y permitirse reír, pero si se consigue, el efecto es instantáneo y gratificante.
Aunque estas técnicas no revertirán una situación difícil ni eliminarán el problema que desencadenó tu fuerte respuesta emocional, al hacer una pausa para activar tus sentidos, respirar o reír, te ofreces la oportunidad de responder de otra manera. Y puede que te encuentres en la situación de ayudar a alguien que se está derritiendo. Estas técnicas son rápidas, fáciles y pueden ayudar a alguien a salir de un momento de agobio.
Las crisis pueden ser embarazosas, sobre todo si ocurren delante de compañeros de trabajo o incluso desconocidos. Muchas personas se enorgullecen de ser capaces de controlar sus emociones, por lo que una crisis puede ser devastadora. O tal vez se sienta aliviado por haber liberado sus emociones. No importa cómo te sientas al respecto, tener una crisis puede ser una experiencia de aprendizaje. Si prestas atención a tus desencadenantes, podrás descubrir cómo protegerte para no agobiarte en el futuro.
Por ejemplo, puedes darte cuenta de que tiendes a derrumbarte cuando intentas hacer demasiadas cosas y sientes que no puedes complacer a todo el mundo. Puedes utilizar esta información para centrarte en la gestión del tiempo y practicar el “no”, para no sobrecargarte de trabajo.
O si te da vergüenza mostrar tus emociones en público, pregúntate por qué no está bien que seas emocional. Sentir vergüenza por tus emociones no te ayudará a manejarlas mejor en el futuro, y las emociones reprimidas se han relacionado con el dolor crónico y la enfermedad.
¿Y si te sientes aliviado después de fundirte? Expresar tus sentimientos -incluso en forma de crisis- puede aliviar el estrés, pero sería mejor encontrar formas de expresarlos antes de llegar al punto de echarse a llorar o arremeter contra los demás.
Ahora que has examinado la razón por la que tuviste una crisis, es importante que recuerdes que, aunque nunca necesitas disculparte por tus sentimientos, puede que descubras que necesitas disculparte por tu comportamiento o por la forma en que has expresado tus sentimientos. Como con todas las disculpas, sé sencillo, mira a la persona a los ojos y no pongas excusas ni intentes explicar tu comportamiento. Resulta útil elaborar un plan sobre cómo gestionar las emociones de forma diferente la próxima vez que estés enfadado o estresado.
Tu familia y tus amigos quieren que estés emocionalmente sano, así que pedirles apoyo te ayudará mucho a controlar los factores estresantes y a evitar crisis en el futuro. Pídele a alguien que te quite una tarea de encima, o simplemente habla de tus preocupaciones con alguien que te escuche sin juzgarte.
Es natural tener arrebatos emocionales de vez en cuando cuando se acumula el estrés. Pero si sufres dolores emocionales o sientes que estás estresado todo el tiempo, quizá debas plantearte acudir a un profesional de la salud mental.
Todos nos sentimos abrumados a veces. Avergonzarte o mortificarte no te ayudará, pero puedes examinar tus desencadenantes emocionales para encontrar formas de evitarlos. Aprender a gestionar las emociones de forma saludable mejorará todas las relaciones de su vida y es una parte necesaria para disfrutar de una vida larga y saludable.