Son las 3 de la tarde y estás agotado. Apenas puedes mantener los ojos abiertos, ¡pero hoy tienes mucho que hacer!
Dormir la siesta durante el día puede ser beneficioso para algunas personas, pero que sea o no una buena idea depende de varios factores, como las necesidades individuales de sueño, el horario diario y el estado de salud.
La siesta puede ser beneficiosa para las personas que no duermen lo suficiente por la noche o tienen patrones de sueño irregulares. Una siesta puede ayudar a mejorar el estado de alerta, el humor y la función cognitiva, y puede contribuir a reducir el riesgo de accidentes y errores.
Sin embargo, dormir la siesta durante demasiado tiempo o en el momento equivocado del día puede alterar el ciclo del sueño y dificultar conciliar el sueño por la noche.
Además, la siesta puede no ser recomendable para las personas con ciertas afecciones de salud o trastornos del sueño, como insomnio o apnea del sueño.
En lo que respecta a la siesta, una siesta corta de 20-30 minutos se considera ideal para la mayoría de las personas porque permite entrar en las dos primeras fases del sueño NREM, pero no en la fase más profunda del sueño NREM (movimiento ocular no rápido) o REM. Esto significa que se despertará fresco y alerta, sin sentirse aturdido ni desorientado.
Durante el sueño NREM, que constituye aproximadamente el 75% del sueño de una noche normal, el cuerpo entra en un estado de sueño reparador y reparador. El sueño NREM se divide en tres fases, cada una de las cuales es progresivamente más profunda. Durante la tercera fase del sueño NREM, el organismo repara y regenera los tejidos, refuerza el sistema inmunitario y consolida los recuerdos.
Aunque suena muy bien, la tercera fase del sueño NREM (N3) es lo que conocemos como “sueño profundo”, del que puede ser difícil despertarse.
El sueño REM, que constituye el 25% restante de una noche típica de sueño, se caracteriza por movimientos oculares rápidos, mayor actividad cerebral y sueños vívidos. Durante el sueño REM, el cerebro procesa y consolida los recuerdos y regula las emociones. Interrumpir el sueño REM puede ser más perjudicial que beneficioso.
Las siestas que implican sueño N3 y REM pueden provocar inercia del sueño, que es una sensación de aturdimiento y desorientación que puede durar de varios minutos a varias horas después de despertarse. Esto puede ser especialmente problemático si necesitas estar alerta y ser productivo nada más despertarte. También puede provocar problemas para conciliar el sueño más tarde por la noche.
Hay personas que realmente pueden beneficiarse de siestas más largas. Las personas que han acumulado una deuda de sueño o que tienen horarios de sueño irregulares pueden utilizar las siestas para recuperar lo que les falta por la noche. Todos necesitamos entre 7 y 9 horas de sueño por noche, que incluyen varios ciclos de sueño NREM y REM. Si tiene un gran déficit de sueño, los estudios demuestran que puede recuperarlo durante el día. Una siesta más larga, de entre 60 y 90 minutos, puede permitir al cerebro realizar un ciclo completo de sueño, lo que puede ayudar a mejorar la consolidación de la memoria, la creatividad y la capacidad para resolver problemas.
Es importante tener en cuenta que dormir la siesta demasiado cerca de la hora de acostarse puede interferir con el sueño nocturno y puede no ser recomendable para todo el mundo. Es una buena práctica experimentar con siestas energéticas y determinar cuándo es demasiado tarde para echarse una siesta. Esto puede ser diferente para cada persona (como la cafeína por la tarde). Además, si padece ciertas afecciones de salud o trastornos del sueño, es mejor que consulte a un profesional sanitario antes de incorporar la siesta a su rutina diaria.